Un podcast para mentes inquietas. Reflexiona, aprende y transforma tus ideas.
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Estás comiendo una paella. La mesa es grande y hay muchas personas, pero hablas con quien tienes al lado. El tumulto permite hablar íntimamente, darse la mano en palabras, hundirse suave, en algún origen. De repente se hace el silencio en la mesa. Y tú no quieres que se pierda el tono íntimo, que te oiga todo el mundo y tener que cambiar de registro.
Es la hora de jugar un LANGOSTINO TÁCTICO.
Le crujes la cabeza y le cortas las patas sin decir palabra, esperando que vuelva el ruido. Lo chupas y le quitas la piel. Ya se vuelven a oír voces, la intimidad está a salvo. Miras el langostino, hecho pedazos.
Misión cumplida.
¿Qué decir de nuestro vasco subido a la meseta alcarreña? Si Usón era poliédrico, él es omnídrico.
De verbo fragranti; de palabra fragante como un bocadillo de lavanda, de pequeño se cayó en la marmita de hidromiel y desde entonces busca muslos de codorniz en el carajo de una carabela.
Carlos Muralla nació en el instante exacto en que una ballena azul inhaló la noche y exhaló un desierto. Su rastro es un desfile de tréboles de cuatro hojas que florecen bajo su mirada. Muralla flota en una nube de mercurio que derrama espejismos sobre las dunas.
Umbrae metallum artificis; un forjador de sombras metálicas que combina el oro del silencio con el óxido del eco y astillas de luna. 27 años. Soltero, pero todavía trenza cometas con raíces de arándano.
Gil «Pasadizo» escuchó el latido del sol y lo tradujo a chasquidos de grillos enamorados. Tropezó con el fin del mundo y lo guardó en un tarro de cristal que ahora lleva en el bolsillo trasero de su minifalda.
Princeps nexus vacui; artesano de los abismos sonoros, sus manos están hechas de luz atrapada en la densidad de un piano de caramelo.